lunes, 8 de diciembre de 2014

NIÑOS SOLDADOS/SICARIOS EN MEXICO

Entre 2012 y 2013, el Ejército Mexicano detuvo a 473 menores de edad por formar parte de bandas del narcotráfico y del crimen organizado. Se trata de los “niños sicarios”, según relata el blog Notas del Reporteo, capaces de matar con arma de fuego o cortante, decapitar, realizar trasvasije de drogas y dinero del narco, consumir drogas, y muchas niñas y adolescentes convertirse en esclavas sexuales.
De acuerdo a información de la Red de Derechos de la Infancia de México, el promedio de edad de los “niños sicarios” es de 13 años y la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados de ese país reveló que hay 30 mil menores de edad dedicados al tráfico de drogas, secuestros, extorsiones, contrabando, piratería y asesinatos. De acuerdo a informes de entidades públicas y privadas, los niños pueden ganar entre mil y tres mil dólares mensuales. Algunos reciben esas cantidades al cometer uno o varios crímenes. Además, se sabe que se les paga entre 150 y 200 dólares a la semana por recopilar información de desplazamiento de la policía y el Ejército y entregar datos de bandas o grupos rivales.
La situación que viven estos más de 470 mil menores es una de las realidades que ha resultado de la expansión de los Cárteles del Narcotráfico, bandas del Crimen Organizado (que entre otras actividades practican el secuestro) y grupos de contrabandistas (en México existe una extendida red de contrabando de autos robados, por ejemplo). Los niños son originarios de provincias (estados) pobres de México, de zonas rurales, pertenecen a las familias que integran más del 80% de pobres de esa nación de 110 millones de habitantes y muchos viven la violencia intrafamiliar, el abandono e incluso son huérfanos.
Los narcos en cambio les ofrecen dinero que les permite a los menores de edad ayudar a sus familias o simplemente huir del hogar y del lugar de residencia e iniciar otra vida. Un factor que influye es que según las leyes mexicanas, un menor de edad no puede ser condenado a más de tres años de cárcel.
Un informe de Infancia en Movimiento indicó que en los últimos años creció en un 34% la detención de menores de edad por delitos graves y que el 70% de arrestos tuvieron que ver con homicidios, secuestros, torturas, tráfico de drogas, robo y lesiones graves.
Las cosas llegan a tal punto que a nivel nacional e internacional ya son famosos comunicacionalmente El Ponchis, Gloria, Erick, El Cris, Las Chavelas, por sus acciones criminales, como decapitar, su liderazgo entre muchachos captados por el narco y sus capacidades de reclutamiento.
Esta última semana de noviembre del 2013, saltó a la prensa uno de los casos más dramáticos de los “niños sicarios”. Fue liberado El Ponchis, detenido en diciembre 2010 cuando tenía 14 años, acusado de decapitar y colgar a cuatro hombres, condenado por homicidio calificado, delincuencia organizada y posesión de drogas. En ello se incluye el provocar serias lesiones a personas que atacó con armas de fuego y cortantes. El prontuario reservado quizá para un hombre adulto con experiencia en la ejecución de delitos. Pero El Ponchis tenía 14 años.
Acorde con las leyes mexicanas, este muchacho, Edgar N., pudo ser condenado sólo a tres años de prisión. Ahora salió de la cárcel habiendo cumplido esa condena. Parte del drama singular, es que El Ponchis fue enviado a Estados Unidos, porque nació en ese país y allí tiene a sus familiares más cercanos. A estas alturas el joven debe estar en manos de personal especializado del Outcry in the Barrio, entidad que atiende a menores en situaciones como las de El Ponchi.
Sus hermanas, por cierto, siguieron el mismo camino, porque en los tiempos que El Ponchi delinquía, tenía fuertes contactos con jefes y lugartenientes de narcos y grupos del Crimen Organizado. Ellas habrían sido “servidoras sexuales” de criminales y llegaron a efectuar operaciones delictivas. Informes de prensa relatan que Isabel, una de las hermanas, fue novia de Jesús Radilla, “El Negro”, líder de los sicarios del Cártel del Pacífico Sur.
Si es impredecible el futuro de El Ponchis allá en Estados Unidos, más lo es el futuro de miles de niñas y niños, adolescentes, que siguen siendo parte de los Cárteles del Narco, del Crimen Organizado y de acciones criminales de connotada crueldad.


PAISES DONDE ESTA LA EXISTENCIA DE NIÑOS SOLDADOS

"Mi fusil era el mejor juguete que había tenido en mis manos", recuerda Manuel, de 17 años. Formó parte de las milicias de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y hoy trata de salir del agujero donde le introdujeron: está en proceso de reinserción en un centro salesiano. Más de 17 países reclutan a "niños soldado". Una grave vulneración de los derechos humanos de la infancia que, según advierten diversas ONG, continuará si no se apuesta por erradicar esta práctica y por rehabilitar a los menores.
Afganistán, Chad, Mexico, Colombia, Filipinas, India, Irak, Libia, Mali, Myanmar, Pakistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Tailandia y Yemen, son los estados señalados. Malí ha sido el último en sumarse al grupo de países que mantiene la esclavitud de más de 300.000 niños y niñas para utilizarlos en conflictos bélicos, según organismos internacionales.
No obstante las organizaciones sociales denuncian la inexactitud de los datos sobre el número de niños y niñas soldado en el mundo. Las ONG Alboan, Amnistía Internacional, Entreculturas, Fundación El Compromiso y Save the Children explican a través de un comunicado que continúan siendo incompletos.
"Tenemos que lamentar el retroceso que supone el aumento del número de países que reclutan menores soldado. Amnistía Internacional pudo constatar el pasado mes de enero cómo grupos islamistas armados están reclutando menores de entre 10 y 17 años", explica Carlos Sanguino, responsable del trabajo sobre menores de Amnistía Internacional. También Misiones Salesianas ha constatado que Mali y Costa de Marfil realizan estos reclutamientos.


FORMACION DE LOS NIÑOS SOLDADOS

un método brutal para conseguir este tipo de tropa: raptaba a un muchacho, le torturaba física y psicológicamente y le obligaba a regresar a su aldea y matar a algún pariente o conocido; el asesinato se realizaba de forma que la comunidad supiera que él lo había cometido para descartar que pudiese regresar alguna vez. Después de eso, el nuevo recluta era capaz de cualquier cosa; estaba totalmente insensibilizado a la barbarie. Prácticas similares se han detectado en otros lugares, pero no son comunes y las perpetran grupos armados que no dependen del apoyo popular para sobrevivir. 
El reclutamiento forzoso practicado por muchos gobiernos también puede ser una forma de secuestro. En Guatemala, hasta alcanzar la paz hace apenas dos años, el ejército organizaba batidas para completar sus filas apresando jóvenes en autobuses, mercados y vías públicas, los recluían en centros de adiestramiento y, desde allí, los trasladaban a destacamentos alejados de sus hogares. Si las familias lograban enterarse de lo ocurrido y querían recuperar a los muchachos, debían entregar una documentación -a menudo inexistente- que se perdía si no se acompañaba del pago de una "multa"; además estas reclamaciones siempre llegaban "fuera de plazo" si los mandos consideraban que el muchacho ya estaba integrado en la estructura militar. 
Estudios psicológicos con niños irlandeses y palestinos -víctimas de conflictos de baja intensidad- afirman que la situación de guerra podría ser positiva para ellos porque les da una misión en la vida, orden, jerarquía, buen estado físico y un sentimiento de importancia, además de reforzar sus relaciones de amistad y su estabilidad, exigida por los grupos armados. Otros estudios indican que los niños católicos del Ulster se incorporaban al IRA porque sufrían de angustia y terror crónicos debidos a la presión del entorno, que los palestinos padecían tensiones postraumáticas -falta de sueño, pesadillas, problemas de abstinencia...- y que, en ambos casos, habían perdido legitimidad los modelos tradicionales de formación de la personalidad, como la autoridad de los padres. 
Inequívocamente, el paso por las armas resulta nefasto para los menores: pierden la posibilidad de recibir la necesaria enseñanza y la mayoría sufre traumas de difícil tratamiento. Después deTanque... un mes en un campamento de Tailandia, un niño de 15 años que había sido mando de los jemeres rojos durante cuatro años comenzó a oír dos voces "que discutían entre sí en mi cabeza"; la primera era un dirigente jemer enfadado porque el muchacho había desertado; la segunda, de un monje budista que le decía que "aún después de muerto, sería castigado por lo que había hecho". Al tratar de reintegrarse en la vida civil, los niños se reencuentran con códigos éticos y morales que han violado sistemáticamente, lo que les provoca graves trastornos psicológicos. 

PORQUE HAY NIÑOS SOLDADOS

Los ejércitos reclutan niños por varias razones; la escasez de adultos, como ocurrió en la Alemania nazi al final de la II Guerra Mundial, es la principal, pero hay otras. Un desertor de la Resistencia Nacional de Mozambique (RENAMO), hoy el principal partido de la oposición desde la paz lograda en 1992, afirmaba que "no empleamos muchos adultos en el combate porque no son buenos soldados... los niños tienen más vigor, luchan mejor por la supervivencia en los matorrales, no se quejan y siguen las directivas". Las armas modernas, baratas -en Uganda un fusil de asalto AK-47 cuesta lo que un pollo-, ligeras y sencillas de manejar, también facilitan la incorporación a filas de los menores. Además, rara vez exigen una paga, pueden llegar a ser fieros y sanguinarios combatientes y, en la refriega, el enemigo se encuentra con el dilema de matarles o no. 

La gran mayoría de los niños soldado han ingresado voluntariamente en sus respectivos movimientos armados. La necesidad, las expectativas, el ambiente familiar, la ideología, la religión y otros componentes de su experiencia vital, sutiles y difíciles de resistir, acostumbran a ser las causas que les llevan a participar en las hostilidades. 

Cuando un conflicto afecta a varias generaciones tiende a perpetuarse porque los menores lo consideran algo habitual. Y esto se puede exacerbar: en Sri Lanka, los Tigres de Liberación de laSoldados Tierra Tamil (TLTT), enfrentados al gobierno desde hace 15 años, empezaron en 1987 un programa de producción de soldados; así, transmitían por televisión películas de adiestramiento en combate, realizaban desfiles de soldados jóvenes ante los escolares, impartían entrenamiento militar en las escuelas e instalaban columpios con armas de juguete incorporadas. Hoy en día, el TLTT tiene batallones compuestos por mujeres, adolescentes y niños de apenas 10 años de edad. 

QUE ES UN NIÑO SOLDADO

A lo largo de la historia, y en muchas culturas, ha habido niños involucrados en campañas militares, incluso cuando estas prácticas estaban en contra de los usos culturales. 
El uso militar de niños toma tres formas distintas: los niños pueden tomar la parte directa en las hostilidades (soldados del niño), o pueden ser utilizados en papeles de ayuda tales como porteros, espías, mensajeros, patrullaje y esclavos sexuales; o pueden ser utilizados para la ventaja política como escudos humanos o en propaganda. A través de la historia y en muchas culturas, los niños han estado implicados extensivamente en campañas militares incluso cuando tales prácticas estaban en contra de su propia moral cultural.
La vida de las niñas y niños soldados es sumamente dura y peligrosa: son utilizados como mensajeros, cargadores y espías. Son obligados a colocar explosivos y aprenden a usar pistolas y armas automáticas. Durante su formación militar, para «endurecerlos», muchas veces son obligados bajo amenaza de muerte a asesinar a amigos y miembros de su propia familia. Las niñas y niños que sobreviven durante toda una vida tienen que luchar con las consecuencias de estas crueldades físicas y psíquicas. Las niñas muchas veces son forzadas a satisfacer las necesidades sexuales de los soldados en los campos militares. El reclutamiento de niños como soldados es una práctica que ha sobrevivido hasta la actualidad. Por ejemplo, en las últimas etapas de la Guerra Irán-Iraq, los dos bandos fueron acusados de reclutar a adolescentes para llenar sus filas militares, debilitadas tras años de conflicto. Se acusó a Irán de limpiar campos de minas haciendo que niños corrieran delante de los soldados. En África, el uso de niños soldado en guerras civiles y conflictos tribales es hábito común. Se acusa habitualmente también a distintos movimientos guerrilleros de reclutar o forzar a niños a campañas militares. El problema de los niños soldados es, junto a las minas, una carga para toda África, en forma de personas que no han conocido otra vida que la guerra, muchos de ellos drogodependientes, desprovistos de cariño y con una obsesión fría por la muerte, se convierten en fuente de conflictos; pero muy útiles para los dictadores de cada bando, quienes los utilizan masivamente por su lealtad y pocas reflexiones sobre lo correcto de sus conductas. Numerosas organizaciones como Amnistía Internacional han advertido del peligro que suponen estas prácticas para conseguir el fin de los conflictos y, al mismo tiempo, denuncian la crueldad que se comete con estos niños, privados de su infancia y del cariño de una familia (a la que a veces deben matar ellos mismos para culminar su integración, y que ellos cometen carentes de un código ético y unos mandos ecuánimes, propio de una sociedad en paz.